Atlético Tucumán pasó de tener un presente de ensueño a prepararse para navegar las últimas fechas de la Liga Profesional en medio de un mar de dudas. Las nueve fechas invictas entre mayo y agosto rápidamente quedaron en el olvido y dieron paso a un presente que lo tiene a mitad de camino (y cada vez más lejos) de uno de los objetivos que había para esta temporada.
Con 10 partidos por delante el “Decano” se encuentra a nueve puntos de la clasificación a torneos internacionales y a 10 del descenso por la tabla anual. A menos que la parte final de la Liga Profesional sea una maravilla (o un desastre) el equipo de Facundo Sava parece condenado a jugar, desde aquí a fin de temporada, sólo para completar el fixture; sobre todo por lo irregular que viene siendo su rendimiento.
Entre la fecha tres y la seis había conseguido cuatro puntos en cuatro partidos, lo positivo fue que se mantuvo invicto: empató 1-1 con Platense, Vélez, Defensa y Banfield; entre la siete y la 11 los resultados fueron soñados con cinco triunfos en fila: derrotó a Instituto (1-0), Barracas (2-0), Independiente Rivadavia (2-1), San Lorenzo (1-0) y Estudiantes (2-0).
Con la derrota consumada frente a Tigre, el “Decano” se convirtió en uno de los equipos con peores estadísticas si tomamos en cuenta los últimos seis partidos. Apenas cuatro puntos de 18, que lo dejan en el fondo de esa tabla parcial junto a Barracas y Lanús (también sumaron cuatro) y muy lejos de Vélez (15) y Central Córdoba (14) que lideran esa hipotética tabla que contabiliza los partidos desde la fecha 12 hasta la 17.
El “Matador”, en ese lapso, le recortó siete puntos y si bien todavía el “Decano” está lejos del descenso directo por la tabla anual, la ventaja que había llegado a ser casi de 20 puntos se achicó drásticamente en un puñado de juegos. Y para colmo, en el camino a la clasificación a las copas no pudo aprovechar el tropiezo de otros equipos para descontar puntos.
Por ejemplo Unión, que se ubica en el noveno puesto, consiguiendo un boleto a Sudamericana sólo sumó cinco puntos de los últimos 18, apenas uno más que Atlético. Lanús, que está expectante con 43 unidades, cosechó cuatro en seis partidos. Argentinos, otro que puja por ingresar entre los clasificados acumuló seis unidades en seis juegos. Pero por ejemplo Defensa (7), Independiente (8), Huracán (8) y Newell’s (9) e Instituto (10) estiraron su brecha con Atlético.
La estadística demuestra que la Liga Profesional está muy pareja, salvo por Vélez que está teniendo un 2024 muy bueno (fue subcampeón en la Copa de la Liga) y está mejor por varios escalones que el resto de los equipos. La “V” tiene a Tomás Marchiori, uno de los mejores arqueros del torneo y a Brian Romero, el goleador, inspirados y en ellos se apoyan las ilusiones de cara a la recta final de 2024, que lo tiene como líder en la LPF y como semifinalista en la Copa Argentina.
Atlético por su parte tiene por delante un fixture sin “cucos”, pero está visto que esos equipos a priori pares del “Decano”, son los rivales a los que curiosamente más les cuesta enfrentar.
Desde aquí hasta fin de año el “Decano” debe enfrentar a: Riestra (V), Lanús (L), Godoy Cruz (V), Sarmiento (L), Unión (V), Huracán (L), Gimnasia (V), Newell’s (L), Independiente (V) y Central Córdoba (L).
Por la paridad del torneo sería imposible vaticinar cuántos puntos debería sumar para asegurarse un lugar. Pero si tomamos como referencia los últimos dos torneos, el último cupo a Sudamericana se lo llevaron con 58 y 57 puntos.
Para alcanzar esa línea Atlético debería ganar por lo menos siete partidos de los 10 que quedan en juego. Algo posible en el fútbol (hace no mucho tiempo enlazó cinco triunfos en fila), aunque por los golpes que viene recibiendo este equipo parece improbable que eso pudiera llegar a suceder.
El compromiso del cuerpo técnico y los jugadores es pleno pero los resultados no se vienen consiguiendo y los partidos perdidos, como el del lunes, significan un cachetazo que lo obliga a reflexionar. Claro, todavía parece con tiempo de reacción.
El primer cimbronazo que provocó el 1-2 contra el “Matador” tuvo que ver con la vuelta a los entrenamientos.
El “Decano” tenía previsto volver a las prácticas recién hoy. Sin embargo los planes cambiaron y ayer martes por la mañana tuvieron su primer ensayo pensando en el partido con el “Malevo”, programado para el viernes 18, desde las 15.
La autocrítica fue dura; tanto en el vestuario apenas finalizó el partido, como en el complejo, porque el objetivo sigue pareciendo inamovible. El sueño copero será perseguido hasta que las cuentas no cierren, mientras tanto deberá trabajar para no cometer los mismos errores que lo privaron de estar en una situación más holgada.
El segundo golpe de esta derrota podría darse el viernes en el Bajo Flores. Riestra no es un duelo decisivo, pero sí puede tener un peso específico que condicione el futuro inmediato de un cuerpo técnico que parece haber perdido respaldo.